Heráldica española. El escudo heráldico.

El escudo heráldico según las normas de la heráldica española:

En primer lugar, tengamos presentes dos extremos:
1. Qué proporción debe haber entre la altura y el ancho del escudo según la heráldica española.
2. Cómo se puede definir realmente el contorno exterior del ESCUDO DE ARMAS según las normas de la HERÁLDICA ESPAÑOLA

Como norma general, todos los tratadistas señalan unas proporciones de CINCO es a SEIS para el escudo de armas español. 

Es decir, cinco partes iguales de ancho para seis partes iguales de altura. Estas proporciones obedecen a unas circunstancias anatómicas. 
¿Por qué? En el siglo XII la altura media de los españoles se encontraba entre 1,50 a 1,60 metros. Un hombre de 1,60 metros podía pasar por alto. Esto lo tuvo en cuenta la la heráldica española.


El escudo se empleaba para proteger al guerrero o caballero en los combates, los torneos y las justas; por tanto, debía tapar desde el muslo o rodilla hasta la altura de los ojos y, en sentido horizontal, el pecho y ambos hombros; con un escudo de dimensiones 50 X 60 centímetros se cumplen los requisitos indicados y se obtiene una pieza o escudo estándar, apto para gran parte de españoles tanto de la época actual como de los siglos XII, XIII y siguientes.

De todo lo expuesto se obtiene la proporción de 50 X 60 centímetros, es decir, de cinco a seis, y por tanto la adoptada para las representaciones del escudo de armas español según la heráldica española.

En cuanto a la definición del contorno o forma exterior del escudo según la la heráldica española, el escudo de armas español es una figura compleja que resulta de recortar un rectángulo (de proporciones cinco a seis) por un semicírculo, inscrito entre los dos lados mayores y uno de los menores.

Se conoce por CAMPO DE ESCUDO la superficie comprendida dentro de los contornos del mismo. 
La heráldica es una «ciencia-arte» y las reglas y normas que la componen no son rígidas sino flexibles, lo que se tendrá presente en el momento de aplicarlas a las proporciones de los escudos.
En épocas pasadas se solía aplicar la proporción SIETE a OCHO en la la heráldica española.

NORMAS PARA DIBUJAR EL ESCUDO DE ARMAS ESPAÑOL SIGUIENDO LAS NORMAS DE LA HERÁLDICA ESPAÑOLA

Contorno exterior
En primer lugar, hemos de determinar el tamaño que queremos darle al escudo que vamos a dibujar; conociendo una de las magnitudes, alto o ancho, a continuación podemos determinar la otra en función de la proporción de cinco es a seis, según las normas de la heráldica española.

Ejemplo: 
Tomemos para ancho=»a»=40 mm. 
Dividiéndolo por 5 obtenemos 8 mm. para «una parte».
Como sabemos que la altura= «h» tiene «seis partes», obtendremos para altura=»h» 8 mm. por 6=48 mm. 

Construimos un eje de coordenadas y sobre las líneas x,x’ e y,y’ trazamos un rectángulo de las proporciones indicadas: alto =48 mm., ancho =40 mm. A continuación, con un compás y con un radio de 20 mm., haciendo centro en el lugar oportuno del eje y,y’, trazamos también un semicírculo inscrito en el rectángulo.
Obteniendo así el contorno del escudo con las proporciones deseadas.

Asignemos a los vértices de los cuatro ángulos del rectángulo las letras A, B, C, D y dejemos en línea de puntos el resto del rectángulo en que ha quedado inscrito el escudo; todo ello nos será de gran utilidad para el resto de las construcciones.

Es importante saber que en heráldica, cuando decimos DIESTRA o derecha y SINIESTRA o izquierda, nos referimos A LA DEL ESCUDO, no a la nuestra.

El escudo de armas y su heráldica, en un principio, servía para la representación de un simbolismo que representase al caballero; este simbolismo pasó a ser hereditario y con él se identificaba no ya al caballero, sino a su linaje, representado por su apellido.

En épocas posteriores, y concretamente cuando se dejó de identificar al caballero en los torneos, justas y combates, empezaron a representarse dentro del campo del escudo más de un linaje y las alianzas entre familias, lo que dió lugar a la necesidad de DIVIDIR el campo de escudo en varias partes y en cada una de ellas efectuar la representación de un linaje distinto; esto da lugar a las PARTICIONES y a una evolución de la heráldica.